María José Carrasco tenía esclerosis múltiple y llevaba meses esperando a que se aprobara la ley de la eutanasia.

Ángel Hernández, el marido de María José Carrasco, una enferma de esclerosis múltiple en fase terminal, que llevaba meses reclamando poder morir y acabar con su sufrimiento, antes de que la enfermedad acabara con su vida, fue detenido el miércoles por suministrar una sustancia letal a su esposa. Se trata de caso parecido al de Ramón Sampedro, que ha tenido lugar porque la ley de eutanasia, que la pareja llevaba meses esperando que se aprobara, ha quedado varada en el Congreso con el adelanto electoral.

Telecinco ha emitido el vídeo en el que se ve como María José Carrasco pide a su marido morir y este le suministra el veneno necesario. De hecho, Agustín Pérez, reportero de 'Cuatro al Día' también ha sido interrogado por la brigada de homicidios, dado que cuando la Policía Nacional llegó a casa de la pareja el periodista estaba allí.

Según él mismo ha relatado en el 'Programa de Ana Rosa', Ángel Hérnandez le llamó para contarle que su esposa había muerto. Ambos tenían relación puesto que el periodista hizo un reportaje hace cinco meses sobre la grave situación de María José, como no podía ya ni tragar, ni casi respirar, después de que la esclerosis múltiple que le diagnosticaron hace 30 años se agudizase en el último año con varios brotes. Necesitaba de la ayuda de su marido para todo y reclamaba que la dejaran morir "cuanto antes". De hecho, la pareja concedió entrevistas a varios medios de comunicación para intentar amplificar su petición y que los políticos acelerasen la ley de eutanasia.

Si bien, como el adelanto electoral ha suspendido su aprobación, el mario de José María ha decidido dar el paso, a cara descubierta. En el vídeo se ve como le da de beber la sustancia y confesó este hecho a la Policía en cuanto los agentes se personaron en su casa. "Hernández no se quiere ocultar, quiere dar la cara", sostiene el periodista Ángel Hernández.

Ahora falta por saber si la justicia le acusa de homicidio o, como en el caso de Ramón Sampedro, mucho más planificado para evitar la persecución penal de quienes le ayudaron a morir, hasta 11 personas, Ángel Hernández no acaba siendo castigado por ayudar a morir a la persona con la que compartió 25 años de su vida.

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