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miscelaneas | Constitucional | Editorial

NIDO DE ANTIPRINCESAS: La Jueza antiprincesa que está cambiando la Justicia en Neuquén

María Soledad Gennari es jueza y feminista por la igualdad. Actualmente es la Presidenta del Tribunal Superior de Justicia de Neuquén. Su trabajo le susurra al oído de los más vulnerables de la Provincia: “no están solos”.

De la mano de Soledad, la Provincia participa de los albores de un cambio de paradigma histórico, revolucionario y fabuloso. La Justicia argentina lo mira. Los argentinos también. Algunos expectantes y esperanzados; otros, con el ceño y los prejuicios fruncidos; con la mirada de los que saben que poco  tiempo les queda a sus tiempos.

Un cambio que propone reescribir los cánones de equidad repensando la Justicia desde la perspectiva de género y saneándola  de prejuicios y estereotipos a la hora de juzgar.

¿Qué crees que te convirtió en jueza feminista?

Mis principios, valores y educación. Mi mamá es un referente permanente, una mujer determinada es una herramienta indestructible. “Nadie puede decirte qué hacer con tu vida”, eso siempre me lo repetía y caló hondo en mi estructura de pensamiento y actuar.

Como miembro del AMJA, (Asociación de mujeres juezas de la Argentina -cuerpo que lidera a nivel mundial el movimiento feminista de juezas-, asociación que lleva 25 años juzgando desde la perspectiva de género), ¿Cómo es juzgar desde la perspectiva de género?

Juzgar con perspectiva de género entre otras cosas implica la aplicación directa de distintos instrumentos tantos nacionales como internacionales. En el plano internacional encontramos dentro del sistema de la ONU, instrumentos que establecen estándares internacionales de protección de la mujer que justamente aplicados a los casos concretos conllevan la instrumentación de la perspectiva de género.

¿Qué le responden a la biblioteca que sostiene que juzgar desde la perspectiva de género es un punto de partida inequitativo para todas las partes involucradas?

En realidad el punto de partida inequitativo es la desigualdad estructural e histórica existente. Esas desigualdades sólo se remueven a través de políticas públicas y de ordenamientos jurídicos que tratan de llevar adelante acciones concretas. Sino juzgamos con esta perspectiva, en definitiva la igualdad material es difícil de lograr, y la desigualdad -al ser histórica- es difícil de percibir. 

¿Cómo hace un juez para vaciar sus prejuicios y estereotipos mentales a la hora de juzgar?

Los prejuicios y estereotipos se eliminan visibilizándolos. La Constitución de Neuquén en el art. 45 ordena erradicar los estereotipos que perpetúan patrones de conducta que normalmente llevan a la discriminación y a la violencia. Por eso es tan importante trabajar los estereotipos de género sobre todo,  que son formas de concebir o de ver a determinadas personas o colectivos de personas. Generalmente son imágenes estáticas que hay que remover porque  aplicadas a la decisión judicial generan decisiones que no contienen razonamientos o argumentos en su esencia válidos.

Desde la Presidencia del Tribunal de Justicia de Neuquén trabajás como nunca nadie antes por erradicar la justicia injusta. ¿Cuáles consideras que son tus principales logros?

Uno de los principales avances en relación a la igualdad material o sustantiva es la creación de la Oficina de la Mujer del Poder Judicial de Neuquén, que nos permitió no sólo visibilizar las cuestiones vinculadas con el análisis de la equidad de género -como es el mapa de género- sino también llevar talleres de sensibilización en perspectiva de género, violencia doméstica, trata y explotación sexual; a alrededor de 1400 personas que trabajan dentro del Poder Judicial. Creo que es uno de los mayores logros porque no es solamente una oficina, sino que es una política pública judicial que se mantendrá en el tiempo y que permitirá mejorar cualitativamente el servicio de justicia. 

No siempre lo justo es la decisión más fácil de tomar, ¿De dónde sale tu valentía intelectual?

Ser coherente te da una fuerza natural, el miedo se disipa cuando sabes a dónde vas, es una forma de vida. 

Has hecho propias las luchas por la defensa de los derechos de los más vulnerables, pero siempre detrás de aquellos flagelos hay imperios y mercados oscuros. ¿Algún fallo, alguna batalla, alguna decisión institucional te ha dado miedo tomar? ¿Qué te hace seguir adelante?

El miedo no es un sentimiento que me gobierne, ni en mi modo de vida, ni en el trabajo o función. 

¿Cómo es el trabajo que llevan adelante en relación a la problemática de la adopción?

El hito más importante para señalar como política fue la implementación -tal como lo exigía la Ley- del Registro Único de Adopción, con su equipo interdisciplinario propio. Son dos duplas de psicólogas y trabajadoras sociales y a su vez una médica. El Registro recorrió toda la provincia, casi 14.000 km analizando los informes psicosociales de todas las personas anotadas en el Registro. Se les hace la evaluación y se les va otorgando la inscripción definitiva, cosa que años atrás no sucedía, (las personas eran evaluadas cuando llegaban a los primeros lugares de la lista). Por eso es tan importante este trabajo. También están desarrollando jornadas de sensibilización sobre temas como adopciones especiales que involucran grupos de hermanos, niño/as adolescentes con discapacidades, etc. Las estadísticas demuestran que el trabajo se ha duplicado en esta área, y todo eso es gracias a este equipo.

 

¿Si tuvieras que distinguir a una de todas las antiprincesas neuquinas que has conocido en tu vida? ¿A quién destacarías?

Más que antiprincesa, tengo una mujer referente en mi vida que es mi mamá. Y lo señalo porque una madre, padre o referente afectivo desde una edad muy temprana puede generar a través de la educación principios y valores, y romper con los estereotipos de género sobre todo en las mujeres, por eso es tan importante el valor del referente. Mi mamá me enseñó que puedo hacer todo lo que me proponga, que no hay límites cuando una está dispuesta a trabajar y sacrificarse por algo que cree. Es por eso que es mi mujer favorita en el mundo. 

La labor de Soledad es parte de una ola rufandante dentro del sistema judicial del País, y se enmarca en una gesta pionera que señala el comienzo de una era. Su trabajo acerca al Poder Judicial provincial a un nuevo sentido de  “poder” y de “justicia”: el poder de hacer justicia atravesados por la perspectiva de equidad de género.