CORRIENTES: LOS ADOLESCENTES Y EL DERECHO A LA SEXUALIDAD
En medio del debate sobre la legalización del aborto, la educación sexual integral en todos los espacios es una demanda urgente.
Una de las cuestiones más fuertes que ha visibilizado el debate sobre la legalización y despenalización del aborto -en la provincia de Corrientes- ha sido el embarazo adolescente, la falta de educación sexual integral en las escuelas y otros ámbitos institucionales. En suma, el debate puso en evidencia un tema negado: la sexualidad adolescente. Adolescente es la persona que cumplió 13 años, a partir de los 16 años es considerada adulta para resolver todo lo atinente a su propio cuerpo.
Las instituciones poco y nada se han amoldado al nuevo paradigma de derechos, autonomías progresivas de niños, niñas y adolescentes, derechos sobre el propio cuerpo, derecho a la sexualidad. Por el contrario, son los sujetos que las transitan las que deben acomodarse a pautas muchas veces anacrónicas, algunas establecidas a principios del siglo XX, cuando tuvieron auge las grandes instituciones de alojamiento al amparo del patronato de menores.
Institucionalizar es establecer un nuevo orden, un esquema con arreglo a una finalidad diseñado para que sus componentes respondan a esa nueva funcionalidad que pretende ser instalada sobre los sujetos. Los ámbitos de protección de adolescentes que responden más claramente al concepto antes referido, son los hogares de alojamiento de adolescentes por problemas asistenciales/familiares y por problemas con el derecho penal. Las instituciones de alojamiento asistenciales de adolescentes tanto religiosas como estatales no proveen educación sexual integral en sus espacios. No obstante que en muchas de ellas hay adolescentes madres que llegan allí con sus bebés, lo cual supone una sexualidad iniciada fuera de esos contextos pero sin los conocimientos necesarios. Al igual que los institutos de varones, donde muchos de ellos son padres sin haber asumido esa responsabilidad. Ello no difiere en el ámbito penal adolescente, donde tienen negado el derecho a la sexualidad como parte de su desarrollo.
Cabría preguntarse por qué las instituciones niegan y restringen el derecho a la sexualidad segura, informada y consciente al universo adolescente que las habita. ¿No es hora de pensar el Estado y sus instituciones desde una perspectiva de derechos? ¿Con otras dinámicas que permitan un nuevo diseño consensuado con los destinatarios? Queda mucho por revisar para lograr un Estado que sea respetuoso de los derechos de las personas adolescentes. Urge el debate por nuevos diseños institucionales, porque el tiempo de la adolescencia es hoy.